A horas de iniciar un nuevo mes, vengo y
encuentro un detalle que me recuerda que hay situaciones que pese a que
finjamos que no están ahí, ahí estarán siempre, que a veces guardamos silencio
o no hablamos de ella porque tratamos de no hacernos daño, además de no querer
confrontar que ya no hay chispa o sentimientos…
No todo es malo, y seguramente el primer
párrafo lo hice pensando en algo que nadie que me lea entenderá a menos que a
quien corresponda si lo ve,
Este año 2017 nos ha dejado mucho o
nada, para un renal es una gran ganancia haber superado 365 días en la tierra,
donde la sobrevivencia supero la realidad de la expectativa, también nos
despedimos de muchos y recordamos a los que se nos ha adelantado.
Pues las frustaciones son las que más
recordamos en estas épocas, el que un trasplante no se realizó, que un proyecto
fracaso, que te quedaste sin alas y sin rumbo, sentir que la vida se te pasa y
que vos estas paralizado viéndola pasar.
La luz de la vida, nos ilumines y las
ganas de luchar no nos falten este año, que los huesos se hagan fuerte, que
nuestras familias encuentren la compresión para sus enfermos, que el amor si
nace sea real, que no hieran nuestras almas, que la gente toxica traiga consigo
su boleto de viaje al bad place y que se queden ahí, que la hipocresías y
desprecio se resbalen ante nuestras personas.
Vivir es eso hacer una pausa y pensar
que lo mucho que podemos lograr o lo poco que hagamos no nos representa, sino
por el contrario marcan en lo que nos falta por recorrer, la vida de un renal
es la más complicada de todas, hay emociones que se trastornan, sentimientos
que florecen, frustaciones que nacen, o porque no creer que la felicidad nos
puede atrapar y una racha de suerte.